Cómo entender el Dolor

Sé que es una frase dura y peor aún, una realidad que muchas veces no quisiéramos vivir. Pero aparece una y otra vez, en distintas voces a lo largo de la historia. En religiones, filosofías, en conversaciones, en la vida cotidiana.

Nadie quiere el sufrimiento por el sufrimiento, ya que si fuera así caeríamos en una suerte de masoquismo con nosotros mismos y el desearlo a otros en un sadismo. Sino que todos de una u otra forma, buscamos evitarlo. Y a veces la vida se nos va en ello: en buscar no sufrir.

Pero al final siempre llega, y buscamos mil y otra forma de amortiguarla. Hay ocasiones en que resulta y otras no. Pero al final siempre vuelve a aparecer y el problema o situación se nos muestra en toda su magnitud: no podemos evitar el sufrir. Eso en el amor, el trabajo, los estudios, en la familia, en el fotball…

Y entonces ¿que? ¿apaciguarlo con más placer…con drogas o cualquier otro sucedánea que nos permita alienarnos? no, porque al final eso también se acaba y aparece con más fuerza y dolor.

El camino parece indicar que va por precisamente por lo contrario: aceptar. No al modo de una cobarde resignación sino de un sabio acoger aquello que la vida nos da, que sin saber ni querer se nos muestra, sabemos y esperamos que llegue un momento para que se aclare. Y si vemos alrededor nuestro, la misma naturaleza, la creación, como todo se conecta, calza y funciona, nos sorprenderá que lo ocurrido fue solo una parte más de la cadena que conformó nuestra vida, y que sin ella, nuestra existencia misma no tendría sentido. Nada sobra, nada falta, el tema es que cada cosa, situación, persona y explicación llegan a su tiempo. Y ahí, solo ahí podremos decir: ahora comprendo.

El dolor no se acaba sino que cobra otro significado.

Ps. Juan Manuel Sayago

La importancia del Sí

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¿Cuántas veces hemos cambiado de opinión? Y ello ha significado un descalabro en nuestras vidas. Y peor aún hemos afectado a otros por nuestras decisiones.

Sé que todos tenemos varios, y no bellos ejemplos de ello. Nos avergüenzan, los maquillamos o simplemente los ocultamos. Esas son las que llaman «Malas decisiones». Y por Dios que nos persiguen y pesan.

Pero, todos aquellos que ya han pasado más de la mitad de la vida, se han dado cuenta que ha pesar de todo… La vida continuó. Aquello que parecía que nos acabaría, con el tiempo fue tomando otro tamaño. Aquello que fue tan terrible y que haría que nada volvería ser igual, ahora se ve de otro modo.

¿Que ocurrió? ¿Cambié yo o las circunstancias?

La verdad: lo uno y lo otro. Los fracasos nos hacen crecer. Las equivocaciones aprender. Y la experiencia ascender.

Somos lo que somos gracias a lo que hemos vivido. Nuestras heridas con el tiempo nos hacen más bellos. Lo importante es que al final mantengamos el sí a nosotros mismos.

Podremos haber errado muchas veces, y que haya pasado el tiempo inexorablemente, pero lo que nos mantiene es el sí a nuestra esencia. A nuestros valores. A nuestra fe. A nosotros mismos. Esa es la importancia del sí. Por ello, bienvenida sea la vida, con sus grandezas y pequeñeces, con sus errores y aciertos. Es nuestro sí el que nos mantiene en nuestro centro y nos indica por dónde hay que ir.

Ps. Juan Manuel Sayago