Confitería Irisarri: 125 años de una historia enlazada con la de Uruguay

29/10/2023, 04:00

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Confitería Irisarri, un símbolo minuano.

No existen en Uruguay muchas empresas o instituciones que superen los cien años de historia, pero la Confitería Irisarri es una de ellas. Hoy, este emprendimiento que comenzó en 1898, cumple 125 años, y su historia se entrelaza con la del Uruguay de muchas maneras.

Seguir los caminos de las distintas generaciones que estuvieron al frente de la confitería es, también, recorrer parte de las épocas que signaron a la historia de la nación, desde las oleadas migratorias, pasando por la época de las “vacas gordas”, el auge de la música folclórica como parte de un fervor cultural, los paulatinos cambios de las condiciones productivas y mucho más.

Las distintas páginas escritas por los éxitos de la confitería son —también—, la historia de una familia que empezó con la llegada de inmigrantes, pero también las de muchas otras personas que durante el transcurso del tiempo estuvieron cerca de ella, ya sea por vínculos laborales o de amistad. Miguel Irisarri es el tercer y, por ahora, último patriarca de la confitería, ya que su hija Ximena empezó gradualmente a hacerse cargo de la confitería, como él tuvo que hacerlo junto a uno de sus hermanos en su momento.

Cuatro características de Lavalleja: Arequita, Verdún, el prócer y Confitería Irisarri.

Como tal, Miguel es quien nos relata la memoria viva de la confitería, desde que su abuelo la compró en 1898 hasta que su padre la llevó a la notoriedad y esta se convirtió en una referencia ineludible no solo para Minas, sino para todo el país.

“En la época en que el viaje Montevideo - Minas llevaba tres días, mi abuelo Manuel Irisarri Aguirre —un inmigrante vasco laburador y bonachón, con mucha habilidad para el comercio— tenía una carreta con la cual vendía distintos artículos en campaña. En 1898, se casa, vende todas sus pertenencias y compra un comercio pequeño al estilo de los bares de la época donde había billares, y también se elaboraban chocolates. Ese comercio era regenteado por un inmigrante catalán con conocimientos culinarios que lo había abierto en 1848. Entre otras cosas, hacía las famosas yemas que son especialidades típicas en España y que nosotros también hacemos”, cuenta Irisarri.

Esos fueron los primeros pasos de la confitería, y bajo el liderazgo del abuelo, el emprendimiento daba sus frutos. Al fallecer Manuel, se hicieron cargo del establecimiento sus hijos Manuel y Alberto Irisarri Eizmendi, quienes llevaron la confitería de ser un negocio saludable a uno de gran notoriedad y prosperidad. “Mi padre hizo conocida a la confitería en todo el país”, resume Miguel. Ya había cambiado el siglo —del XIX a XX— y Alberto Irisarri Eizmendi demostró tener una visión comercial abarcadora y diversificada.

Según cuenta su hijo, entre otras muchas cosas Alberto hacía arreglos con diferentes empresas de transporte colectivo, que llevaban pasajeros hasta Minas y que, claro, pasaban por la confitería a probar las delicias que ahí se elaboraban. También fue Alberto quien inauguró la primera galería comercial del interior del país, emulando lo que había visto en Montevideo. “Mi padre me llevaba a Montevideo, me mostraba la Galería Central en 18 de Julio, y me decía que quería hacer algo así en Minas”, cuenta Miguel. Luego agrega que como se trataba de una ciudad que era más pequeña de lo que es hoy, gran parte de la vida social se daba “desde el Club Oriental al Doré, como dice la canción de Santiago Chalar Viejo centro”, comenta y recita parte de la letra de esa canción “Del Oriental al Doré / Todo minuano paseó”. Otra parte de la letra de esa canción: “Vieja plaza Libertad / Donde Irisarri se ató / Donde la historia posó”.

En 1977, Alberto fallece y dos de sus hijos Alberto y Miguel Irisarri Clérici se hacen cargo de la confitería. Gracias a la visión de su padre, y al trabajo que él y su hermano continuaron haciendo, la confitería fue creciendo hasta lo que es hoy: una empresa que tiene —además de una notable repostería con masas, postres y especialidades como los serranitos , damasquitos, yemas y alfajores— una fábrica de pastas, otra de bombones, servicio de catering y bar. “Si quisiéramos, podríamos dividir la empresa en cinco”, dice Miguel para ilustrar cómo se ha diversificado la propuesta de negocios de la confitería, que actualmente emplea a 45 personas.

Las caracteristicas especialidades de Confitería Irisarri. Atrás de cada una de ellas hay una voluntad de crear productos nobles: “Siempre usamos las mejores materias primas que podamos hallar en el país, desde la crema doble hasta el chocolate, que es auténtico”, explica Miguel Irisarri.

Mañana, en su aniversario 125, la familia celebrará el hito junto a clientes, amigos, autoridades y otros allegados en una reunión de perfil mucho más bajo que lo que fue la fiesta por los 100 años, a la que acudieron 5.000 personas, llenando la plaza principal de Minas para la cual se hizo una torta de siete pisos que pesaba casi 700 kilos, que se compartió con todos.

La fiesta de mañana será más acotada, para celebrar sobre todo los vínculos que se forjaron entre la familia Irisarri y aquellos que alguna vez trabajaron para y con ella. “No es solo la cabeza de la empresa la que ha construido esto. También todos aquellos que trabajaron junto a nosotros, haciendo todo tipo de tareas”. Entre los familiares y los trabajadores crearon una marca que sigue estando bien posicionada en la mente y las emociones de la gran mayoría de uruguayos que alguna vez pasaron por ahí, buscando un sabor para degustar y atesorar.