Qué son las ventas manchegas, los lugares donde comía Don Quijote

Los molinos y las ventas manchegas son dos de los signos manchegos que aparecen en El Quijote.
Los molinos y las ventas manchegas son dos de los signos manchegos que aparecen en El Quijote.
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Los molinos y las ventas manchegas son dos de los signos manchegos que aparecen en El Quijote.

En algunos lugares de La Mancha de cuyos nombres sí queremos -e intentamos- acordarnos, cinco siglos después de que Cervantes publicase Don Quijote de La Mancha, aún encontramos resquicios de aquellos lugares. 

Según la cuarta acepción de la RAE, una venta es una "casa establecida en los caminos o despoblados para hospedaje de los pasajeros". Tradicionalmente, las ventas son construcciones manchegas edificadas en torno a un patio central con soportales, caballerizas, habitaciones para pernoctar y un mesón para comer donde los viajeros y sus caballos podían parar, descansar y reponer fuerzas. 

Ni mesón ni posada: venta

Mientras que las posadas y los mesones, tradicionalmente eran lugares donde dar de comer y hospedar a viajeros y forastero -de igual manera que las ventas-, estas últimas se diferencian de los mesones y las posadas porque siempre se encontraban en el camino -y más tarde en la carretera-. Por eso nunca encontrarás en una venta en mitad de un poblado, porque al tratarse de un lugar de paso donde los viajeros y su caballería descansaban, lo más práctico era ubicarse a la orilla del camino. 

Situados en encrucijadas de caminos reales, las ventas tienen su origen en la Edad Media. Contaban con grandes portones por los que accedían los carruajes, habitaciones muy humildes donde pernoctaban los viajeros y comerciantes y uno o varios patios interiores empedrados con pozo y abrevadero para los animales. 

La literatura clásica bebe -y come- de las ventas

En las idas y venidas de los personajes que nacieron en el imaginario de grandes escritores clásicos como Miguel de Cervantes, de Gustavo Adolfo Becquer o el Arcipreste de Hita, las ventas jugaron un papel fundamental en la narración de sus andanzas. 

Sin duda la obra más conocida del manco de Lepanto es donde más referencias encontramos a estos establecimientos. Y no es de extrañar, pues Cervantes recorrió La Mancha en las aventuras de su ingenioso hidalgo y su fiel escudero Sancho. Si había molinos -o gigantes, dependiendo quién los mirase-, también tenía que haber ventas donde pernoctar. 

Las ventas son lugares donde Alonso Quijano -o Don Quijote- vivió algunas de sus aventuras y desventuras. En el segundo episodio de la primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, encontramos las primeras referencias de estos lugares: "Mirando a todas partes por ver si descubriría algún castillo o alguna majada de pastores donde recogerse y adonde pudiese remediar su mucha hambre y necesidad, vio, no lejos del camino por donde iba, una venta, que fue como si viera una estrella que, no a los portales, sino a los alcázares de su redención le encaminaba".

Entre las ventas que se mencionan en Don Quijote de La Mancha, destacan la Venta de Puerto Lápice o la Venta del Alcalde que pasó a ser la Venta de la Inés.

Otro de los grandes autores que han hecho de Castilla el escenario de su obra más emblemática es Antonio Machado. No se puede hablar de Machado sin hablar de Campos de Castilla. En su segunda edición, publicada en 1917, encontramos la Venta de Cidones en un poema titulado Al maestro Azorín por su libro Castilla.

En El Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita, publicado en el siglo XIV también se hace referencia a una venta. En este caso la Venta del Conejo en la que según el propio autor pasó más de una noche. 

¿Dónde encontrar ventas a día de hoy?

Infinitamente más cómodas que las que describían los autores clásicos en sus obras, aún podemos encontrar el concepto de 'venta' en las carreteras de nuestro país. 

En la carretera de Andalucía, la carretera de Extremadura, la de Burgos... establecimientos que ofrecen comidas tradicionales -y hospedaje en algunos casos- para los viajeros del siglo XXI -que siguen viajando sobre ruedas pero en 'carros' más que en carruajes-. Al igual que en su origen, las ventas se encuentran siempre en las carreteras o áreas de servicio para servir de parada a los viajeros. 

Un ejemplo de estos establecimientos del siglo XXI con origen en la Edad Media es la Venta San José, situada en la carretera de Valencia a la altura de Zafra del Záncara, en Cuenca. Este establecimiento ofrece una carta llena de productos manchegos además de una tienda para poder llevarte los productos de la tierra: quesos, embutidos, y todo lo que necesites para el camino. 

En la autovía de Barcelona encontramos Área 103 Venta de Almadrones, a la altura del pueblo homónimo de Guadalajara. Este complejo nos ofrece bar, restaurante, tienda, hotel, gasolinera y servicio de grúas y neumáticos. ¿Está pensado o no para los viajeros?

Encontramos en la autovía de Sevilla a Málaga a la altura de Marchena otro ejemplo de venta. Se trata de la Venta del Cazaor donde, o bien en sus dos salones rústicos o en su terraza comer en mitad del camino unos platos de comida casera, que para eso estamos en una venta. 

Seguro que en estas semanas, aprovechando las vacaciones y los días libres pones rumbo al pueblo, a la costa o a la casa de la montaña. Da igual la autovía por la que viajes porque seguro que alguna venta te encuentras en el camino. Eso sí, más modernas que las de Cervantes. 

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